¿Por qué un sábado resulta tan agotador como un lunes?
Cargar el tiempo de ocio de trabajo, compras y tareas genera infelicidad, avisa una periodista canadiense que llama a recuperar el descanso dominical desde su libro The Weekend Effect.
Compartimos este artículo porque es de un sentido común aplastante. A veces te tienen que decir las cosas otras personas para caer en la cuenta de que te has metido en un torbellino absurdo.
La escritora canadiense Katrina Onsted tuvo la sensación de que estaba haciendo algo mal con su vida cuando su hijo, que entonces tenía 11 años, le preguntó un domingo por la noche: “¿Esto ha sido un fin de semana?, ¿en serio?”. De hecho, lo hizo varias veces. “Los fines de semana se habían convertido en algo indistinguible de los cinco días anteriores, repletos de actividades con los niños, trabajo, tareas de casa y compras. Nadie en mi familia de cuatro personas llegaba al domingo descansado o rejuvenecido.
Así que decidieron tomar medidas y salvar sus propios fines de semana. Cuando ella necesita trabajar (es periodista freelance), se pone una alarma en el despertador con unas horas fijas. Intentan hacer la compra y la limpieza durante la semana “o, mejor, decidimos que vivir en una casa perfecta es imposible y vivimos en medio del desastre”. Incluso, inspirados en el mandato judío de permanecer alejado de la tecnología y cualquier tipo de esfuerzo desde que cae el sol del viernes hasta el ocaso del sábado, han adoptado una especie de Shabat agnóstico y apagan los aparatos electrónicos. “Desde que empezamos con este proyecto, intento dar un paso atrás, hacer menos y cultivar espacios vacíos en los fines de semana, hacer hueco para el ocio activo, jugar, socializar, salir a la naturaleza…cosas que dan significado y que no sean solo descompresión del stress de la semana. Eso implica estar alerta, tratar tu ocio con el mismo nivel de compromiso con el que tratas tu trabajo”, dice, y, por un momento su plan suena casi igual de complicado que los fines de semana hiperplaneados de los que huía. Onsted ha plasmado su experiencia en el libro The Weekend Effect, en el que investiga el caso como si se tratase de un suceso sangriento: quién mató el fin de semana. La respuesta puede ser “nosotros” o “el capitalismo”, según se mire.
Cuando le contamos que en gran parte de España, los comercios todavía permanecen cerrados los domingos, pero que varias comunidades se plantean seguir el ejemplo de Madrid y liberalizar horarios, contesta: “¡No lo hagáis, no abráis las tiendas los domingos! Comprar en domingo altera completamente la experiencia del fin de semana.
Orienta a la gente hacia el consumo y colapsa los dos días, robando tiempo que podríamos pasar en conexiones cara a cara o con ocio activo. Seas religioso o no, el principio del Shabbat [o del descanso dominical], dedicar un día a la semana algo que no sea producción y consumo es vital nuestra salud mental y física. Comprar te hace sentir más solo y además ni siquiera genera beneficios comerciales. Hungría prohibió las compras en domingo en 2015 y apenas ha habido impacto económico”.
Con la implantación progresiva de la llamada “gig economy”, el sistema por el cual cada vez más trabajadores se ganan la vida encargo a encargo, sin la seguridad de una nómina, resulta más difícil delimitar los lindes de la jornada laboral. Por eso, la autora cree que salvar el fin de semana, una conquista obrera del siglo XX, requiere legislación, como la normativa francesa que prohíble los e-mails de trabajo después de cierta hora –algo que resulta más difícil de implementar para un autónomo–. “No es casualidad, asegura Onstad, que esto suceda cuando los sindicatos han perdido fuerza y los trabajadores se han quedado sin muchas de las protecciones que protegían el tiempo libre. En tiempos económicos frágiles, nadie quiere parecer poco comprometido con su empleo. La industria tiene que darse cuenta de que los trabajadores quemados producen peor”. Leer +
A veces yo también me lo pregunto, pasamos toda la semana fantaseando con descansar em fin de semana y al final no tenemos momentos de descanso reales.
Personalmente suelo hacer compra los sabados por la tarde, con todo abarrotado: qué estrés! Pero reconozco que, si compro a diario planifico mejor los menús, como más sano y ademas ahorro!
Saludos
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