Le Corbusier y Frank Lloyd Wright reconocieron sin ambages la gran influencia que tuvieron en su infancia este tipo de materiales, visible incluso en la volumetría de algunos de sus edificios. De hecho John, uno de los hijos de Wright, se dedicó al diseño y fabricación de cajas de construcción como Lincoln Logs (1916), formada por troncos con muescas en miniatura, utilizados para construir pequeños fuertes y edificios. Pero los dos popes de la arquitectura del siglo XX no fueron los únicos.Desde la Bauhaus a los arquitectos high-tech, gran parte de la arquitectura moderna está influida por piezas, bloques y estructuras diseñadas para promover proyectos avanzados a su tiempo. «Hermann Finsterlin, expresionista utópico, diseñó sus propios juegos y hablaba de la importancia de las construcciones del niño, porque se enfrenta a ellas desprovisto de todos los condicionantes culturales y es capaz de inventar nuevas arquitecturas». La lista es larga y fascinante: Bruno Taut, Josef Hoffmann, los Eames y hasta artistas plásticos como Malévich se afanaron por dar con el juguete definitivo, aquel que fuera capaz de contribuir a la formación de las nuevas generaciones de arquitectosdesde su más tierna infancia. (Sigue leyendo +)
Published on febrero 22, 2016
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