Un estudio publica la lista de asociaciones científicas, médicas, universidades y agencias del Gobierno que aceptan dinero de los gigantes de los refrescos en EE UU.
La industria del azúcar y los mayores productores de refrescos se encuentran en una situación similar a las tabaqueras hace décadas. El mundo sufre una epidemia de obesidad y el consumo de bebidas azucaradas es uno de las culpables comprobados. Cada lata de refresco convencional contiene 40 gramos de azúcar, bastante más de los 25 diarios considerados ideales por la Organización Mundial de Salud. Ante el creciente consumo de estos refrescos,que llega al límite de la adicción en México, algunos países han creado impuestos contra estas bebidas y otros barajan incluir mensajes de alerta como los que ya salen en los paquetes de cigarrillos.
La industria ha respondido con un presupuesto millonario para lavar su imagen, aunque el alcance de estas prácticas está mucho menos explorado que en el caso del tabaco.
Un nuevo estudio publicado hoy detalla que dos de los principales fabricantes de bebidas azucaradas a nivel mundial, Coca-Cola y PepsiCo, financiaron en EE UU a 96 organizaciones que tienen un importante papel en la promoción de hábitos saludables y la lucha contra la obesidad o la diabetes, enfermedades potenciadas por el alto consumo de azúcares. El objetivo era limitar las críticas científicas a los refrescos y restar apoyos a las leyes que limitan su consumo, dice el estudio.