Lovaina, ciudad universitaria desde el S.XV. Capital de la cerveza. Ciudad de continuos contrastes, a caballo entre la tradición y la modernidad, con mil y una caras.
En nuestro viaje por Bélgica, Lovaina merecía una parada. Hoy día los jóvenes “erasmus” han sustituido a Erasmo de Rotterdam, el de verdad, que impartió clases en su maravillosa universidad.
Llegada al aeropuerto y cómo desplazarte

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Normalmente, todo el mundo se acerca a Lovaina en tren, desde Bruselas. Si llegas al aeropuerto de Zaventen, un tren te trae a Lovaina Central por 8,60€ en quince minutos. La estación está en plena ciudad por lo que en 10 minutos andando puede que tengas la suerte de llegar a tu hotel.
Sin ningún tipo de planificación y con la cabeza limpia de información sobre la ciudad, Lovaina solo resonaba en mi mente hasta ayer por su magnífica Universidad.
Todo el casco antiguo es zona azul. Pero, ¡ojo! no es tan sencillo aparcar, por eso recomendamos llegar en tren. En la estación acércate al puesto de información y pide un plano que te situará rápido en la ciudad. Sal y ya estás en línea recta en el corazón de Lovaina.
Aquí, como en el resto de ciudades flamencas, la bici es parte del paisaje urbano y se puede hacer una visita guiada en bici. Personalmente recomiendo pasear tranquilamente por sus calles adoquinadas, por sus plazas, por los magníficos rincones que te salen al paso, de imprevisto.
Los belgas son educadísimos, políglotas, hablan flamenco, alemán, francés y por supuesto inglés, que te salva de todo y te ayuda a entenderte con la gente.

Guías used it
Las guías, llamadas “Use-it“, son muy conocidas en este país. Prácticas, amenas y realizadas por jóvenes locales que te recomiendan de forma divertida los rincones más interesantes de la ciudad. Aquí he conocido a los Free Tour, jóvenes que están en zonas turísticas claves, que hacen de guías acompañando a turistas en una visita guiada. Tiene enormes ventajas y luego cada uno le paga lo que quiere.
Tan brutal ha sido la impresión que provoca el edificio del Ayuntamiento (Stadhuis), que hemos decidido sentarnos en una de las animadas terrazas para tomar unas refrescantes cervezas y digerir mejor su espectacular envergadura. Me acerco al café Rubens y el camarero me cuenta que tiene 3.000 tipos de cervezas diferentes y todo por una apuesta; la última que pruebo es con sabor a kiwi ¡wow!
236 estatuas de todos los tamaños y situaciones se agarran a la fachada y crean uno de los edificios góticos más bellos del mundo. Puedes estar un buen rato buscando a Napoleón o a Felipe II. Tanto arte, no se asimila de golpe y nos quedamos un rato mirando a la vez que una pareja de recién casados se hacen fotos ante la mirada curiosa de los turistas.

Café Rubens, y no te olvides de que puedes probar la cerveza de Kiwi.
El «Grote Markt«
La plaza Mayor de Lovaina, es el centro de donde parten prácticamente todas las calles y avenidas interesantes de la ciudad. Peatonal, abierta, con pocos edificios, pero memorable. Repleta de animadas terrazas que salpican de alegres colores a los tres edificios que sobresalen por encima de todos: El Ayuntamiento, La Tafelrond (Mesa redonda) y la Iglesia de San Pedro. El gótico aquí es impactante, casi una exaltación de la vanidad humana.
Iglesia de San Pedro_ Sint Pieterskerk
Obra maestra del gótico brabantino. Su torre campanario está declarada Patrimonio de la Humanidad. En su interior, en plena restauración, destacan obras como La última cena de Dirk Bouts. Nos ha dejado embobados el impresionante púlpito de madera de roble que escenifica a Norberto de Xanten cayendo de su montura, una obra escultórica de impecable trazado. Aquí se encuentra una copia de la patrona de Lovaina, Nuestra Señora Asiento de la Sabiduría, Sedes sapientiae; la original está en el Museo de la ciudad.

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La Última Cena es un tríptico al óleo sobre tabla pintado por Dirk Bouts y está considerado como una de sus grandes obras. Data del período 1464-1467 y tiene unas medidas de 180 cm de alto y 290 cm de ancho. Se conserva en el tesoro de la Iglesia de San Pedro – Lovaina, Bélgica.

Después de un grave accidente a caballo, su fe se afianzó y fue a partir de entonces cuando renunció a su puesto en la corte. Volvió a Xanten, donde llevó una vida de penitencia.
La Tabla Redonda_ Tafelrond
Situado en uno de los laterales de la Grote Markt puede pasarte desapercibido entre tanta belleza. Su estilo neoclásico combina a la perfección con los otros dos importantes edificios de la plaza. Casi nadie le hace caso pero su impecable elegancia y la importancia que ha tenido para la ciudad le hacen imprescindible en cualquier visita a Lovaina. En su momento fue la sede de agrupaciones de trabajadores y artistas; ha pasado por diferentes usos, incluido el de Banco.

Tabla redonda, hogar para artistas y artesanos.
El mercado Viejo_ Oude Markt
Bautizada como “la barra de bar más larga del mundo”, el Viejo Mercado es un delicioso rincón de la ciudad. Aquí se encuentra el centro neurálgico de la diversión y ocio estudiantil. Ideal para tomarse algo en alguno de sus 35 establecimientos ubicados en los bajos de cada uno de los edificios que la componen con verdadero sabor de época. La gente se reúne sin prisas y te invita a hacerlo así también.

Oude Markt por la noche. hola.com
Las terrazas se sitúan a lo largo y ancho de la plaza lo que le ha conferido su “pintoresco” récord. Si te olvidas de las delirantes terrazas multicolores y alzas un poco más la vista puedes apreciar el conjunto de fachadas más bonito de la ciudad. En verano suele haber conciertos al aire libre de lo más variado a los que acuden todo el mundo, cerveza en mano y animada tertulia.
Los canales
Como buena ciudad flamenca, en Lovaina no podía faltar la típica estampa de los canales recorriendo sus calles. El río Dijle fue en su momento el medio de transporte de la cerveza entre las brasseries de ciudad. Hoy en día, deja fotogénicas postales mientras caminas por el casco antiguo. En la parte exterior, cuando el Dijle recupera su forma de río se pueden hacer excursiones en barca. A nosotros nos ha sorprendido la cantidad de bicicletas que hay en los canales y nos hemos quedado con la duda de si se trata de alguna tradición universitaria.

Canales del Beatario
Callejear sin sentido
Por el trazado urbano del centro histórico, hemos dado un agradable paseo que nos ha llevado a descubrir rincones desconocidos, alejados de las zonas turísticas. Una Lovaina de calles antiguas, casi abandonadas, con cierto encanto decadente. Una Lovaina de casas desparramadas sobre el canal, de secretos ocultos que te dejan sencillamente encantado.
El Martin’s Klooster
Un antiguo convento reconvertido en hotel de lujo donde se puede tomar algo en su elegante terraza.
Antigua Abadía de Santa Gertrudis_ Sint Gertie Abadj
En nuestra búsqueda para encontrar el Gran Beatario, no sé cómo lo hicimos, pero nos fuimos hacia el lado contrario. Gracias a esta equivocación nos topamos con un lugar calmo, sereno y muy bello. Lo que fuera la Abadía de Santa Gertrudis es actualmente un conjunto de casas pegadas a la bella Iglesia de mismo nombre. Un patio interior reconvertido en jardín y toda una serie de edificaciones conocidas como el Ala Thiéry.
Después de la I Guerra Mundial, el canónigo Thiéry proyectó la construcción de una “barriada” intramuros reciclando los materiales de los edificios destruidos tras la implacable batalla. Ha sido uno de los lugares que más nos ha cautivado en la vieja ciudad. La antigua capilla de la santa es actualmente el museo de los Boy-Scoutt, un lugar donde el reciclaje de los edificios se hace patente. Todo aquí te llena de paz. En un principio, creíamos estar en el Beatario, pero, una vez más, Lovaina nos ha sorprendido gratamente.
Pequeño Beatario_ Klein Begijnhof.
Tres calles de alineadas casas blancas conforman el “pequeño” beatario de Lovaina, declarado Patrimonio de la Humanidad. Justo en los arrabales de la Abadía de Santa Gertrudis se situaron una serie de viviendas donde residían las mujeres que daban servicio a la institución o eran esposas de los que marchaban a la guerra. Ahora, las casas configuran un pequeño y delicado barrio de color blanco que contrasta con el tono anaranjado de la Iglesia de Santa Gertrudis. Allí viven hoy día profesores y alumnos.

Las primeras referencias a este beaterio datan de 1272, cuando las beatas que vivían junto con los sacerdotes en la abadía fueron trasladadas a estas pequeñas casitas. Su época dorada fue durante los siglos XVI y XVII, época en la que también se construyó la iglesia. Y al igual que el Gran Beaterio empezó a ver su decadencia durante el siglo XIX. Hoy están ocupadas por profesores y estudiantes.
La Universidad de Lovaina
Posiblemente, el edificio más interesante de la ciudad con permiso del Ayuntamiento, sea el de la Universidad Católica, la más antigua del mundo en sus características.
Una serie de terribles sucesos han marcado su historia y la han convertido en el símbolo de la ciudad frente a la barbarie. Reconstruida tras la guerra ya que fue totalmente arrasada por las tropas alemanas destruyendo documentos de incalculable valor. Contiene una de las bibliotecas más bellas de Europa. Los tomos clasificados pares están aquí y los impares se fueron a la biblioteca de Lovanina la nueva, cuando se construyó la ciudad.
Merece la pena pasar un rato en ella. Si compras un pase puedes estar todo el día en sus increíbles mesas estudiando o leyendo. Todo un lujo para la inteligencia. Nosotros hemos visitado la sede principal, donde destaca su campanario coronado por un gigantesco “escarabajo” y después hemos accedido al flamante edificio renacentista del Rectorado. De música de fondo oíamos el carrillón con el himno de España a petición del grupo de visitantes.
Nos acercamos andando al castillo de Arenberg, renacentista, hoy sede central de la Escuela de Ingenieros.
Nuestros pasos nos devuelven a la Grote Markt y desde aquí nos introducimos en la Muntstraat.
Los conciertos al aire libre
Lovaina es una ciudad tranquila y familiar. Tiene un turismo apacible. Sorprende ver a la gente en las terrazas, como si se hubiera detenido el tiempo, o tranquilamente por las calles. Culta e inquieta su gente se concentra en las plazas para escuchar conciertos de música rock, tecno, jazz, etc… O se acerca a la iglesia de Santa Gertrudis para escuchar un concierto de órgano o del carrillón de campañas de la iglesia de san Pedro, mientras habla plácidamente con el grupo de amigos, cerveza en mano.
Los mercadillos populares
Posiblemente como en cualquier ciudad de Europa, Lovaina tiene su mercadillo de los sábados. Allí encontramos de todo un poco. Hacemos un parón para ver cómo hacen los auténticos gofres con la masa sobre una plancha, tipo sandwichera, y probarlos… Nada que ver con los que se compran.
Me gustan muchísimo los puestos de fruta con colores intensos y un tamaño de cerezas que no había visto en mi vida. Las flores, son punto y a parte. Me llama la atención que la gente compra ramos de flores para decorar sus casas. La que más abunda es el girasol.
Espero que te haya gustado y que nos veamos en el siguiente post. Ya sabes, escríbeme a infoPiaSweetHome@gmail.com